Para los mexicas la Casa es algo más que un mero inmueble. Es un poderoso símbolo de lo femenino, del hogar, de la maternidad, de los ciclos naturales y de nuestros nexos más profundos con la vida. Los azteca creían que el mayor valor de una vida era justamente ofrendar vida. Las mujeres que habían sido madres gozaban de un retiro especial en hogares atendidos, así como las mujeres que morían en el parto disfrutaban del más hermoso de los rincones del inframundo.

Si naciste en los días reservados a este signo, eres una persona con un poderoso lado femenino. Prefieres la suavidad y el deleite a la lucha y a la conquista. Dialogas y sabes convencer. Tu mirada sabe encontrar algo bueno y noble en todo tipo de personas, incluso en aquellas que te han hecho daño.

Tienes un profundo lado espiritual que no sabe de medias tintas: contigo es creer o no creer, y actuar en consecuencia.

Te gustan más las largas charlas que las fiestas, y eres dueño de tu hogar. Es el espacio donde se refleja (en la decoración, en los ambientes) tu mundo interior, tus deseos y sueños. Es la nave desde la que recorres el mundo… sin moverte.