(Octubre a diciembre)
Para los tibetanos hay almas milenarias que se encarnan en cuerpos jóvenes y mortales. Son esos espíritus que tienen una visión totalizadora de la vida, que poseen todas las respuestas, que lo saben todo sobre un lugar sin haber estado ahí. Ellos son las Tortugas.

Si naciste bajo este signo tienes una relación muy especial con el tiempo: lo usas a tu antojo. Es imposible hacerte apretar el paso. Sabes que el agua de un río corre a su aire, pues es una fuerza natural. Eres dueño de ti mismo, y no admites sobre tu vida juicios o imposiciones.

En el amor eres paciente y sabes que no hay seducción que valga una verdadera conexión entre dos personas. Eres un padre sabio, y un trabajador que prefiere la cordura a la seguridad. Es inútil darte órdenes en contra de tus convicciones.

Tienes en tu contra que no consideras la velocidad a la que vive el mundo: puedes quedarte rezagado de un momento a otro, sin remedio. A veces hay que saber amoldarse a lo que piden de nosotros. Y saber renunciar al orgullo.

Tu sabiduría es una luz que sabes compartir. Eres un maestro generoso, que no niega a nadie la verdad sobre las cosas, por dura que sea.